lunes, 24 de septiembre de 2012

El amor y la lluvia...

El amor es como el agua; en ocasiones una lluvia fina de verano que te va calando y cuando te das cuenta estás empapada hasta los huesos. Otras veces es una tormenta que descarga toda su rabia y pasión en apenas unos minutos... Otras una suave lluvia persistente de primavera que da de beber a la tierra y alimenta el espíritu. Otras, un temporal de desproporcionadas dimensiones que arrasa todo a su paso y tras el cual no queda nada...
Lo único que podemos hacer cuando cae la lluvia, es dejarla caer...
Sea como sea, el amor, como la lluvia, se filtra y deja en nosotros una extraña sensación de humedad para siempre...
En Broceliande está lloviendo...algunos dias más, otros menos, algunas noches con fuerza, otras con serenidad, pero desde hace más de un mes no ha dejado de llover... Lo extraño es que determinados árboles aún están secos y a ellos no han llegado los nutrientes que trae el agua. Eso me preocupa; como guardiana del bosque, tengo miedo a que algunas especies mueran por estar demasiado arriba o demasiado a ras de suelo para recibir agua. Precisamente son esos árboles, los que destacan por grandes, pequeños o cualquier otra cualidad que los hace especiales, los más frágiles y susceptibles de ser heridos de todo el bosque. Quizás llevan demasiado tiempo sin recibir agua, algunos incluso, sin ver la luz del sol... Y lo peor de todo, es que contra la naturaleza, esta guardiana no puede, ni quiere luchar...
Un día ya muy lejano hice un juramento en la libertad y el amor. Dejemos que sea entonces. Ahora y siempre. Que así sea.

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